EL RÍO Y LA ESPERANZA DE TRIANA
“¿Tú has visto mecerse al río
Al compás de mi Esperanza,
En una noche en que nadie
Puede dormir en Triana,
En un momento en que el cielo
Se ve “cuajao” de espadañas,
Y los vencejos se vuelven
“pa” hacer su nido en la Cava?
¿Tú has visto como reflejan
Sus bambalinas las aguas,
Y cuando alumbran los cirios
Que el negro se vuelva plata?
Y no has visto candelabros
Que naveguen por la fragua,
O que parezcan varales
Doce remos de su barca?
Los mares que la eligieron
Desde Sanlúcar la llaman,
Y es Guadalquivir Océano
Que sueña en la madrugada.
Desde Coria se estremecen
Cada gota de sus aguas,
Queriendo ser costaleras
Bajo el puente de Triana,
Y llevar entre sus olas
Con arrastre de alpargata,
A la Virgen marinera
Que en la madrugada pasa.
El río quiere mecerla
Entre Sevilla y Triana,
Y que no abandone el puente
En la chicotá lejana,
Que del negro de la noche
Hasta el día se traslada
Cuando se vuelven los sueños
Para morir en la cava
Se pone sus zapatillas,
Se ajusta ropa y la faja,
Y esperando bajo el puente,
Bajo el puente de Triana,
Esa chicotá divina
Que todas las madrugadas
Lleva temblando a Sevilla
Y temblando pa Triana.
Sólo dos veces al año
Cruza el río mi Esperanza,
Y él se siente costalero
De su Virgen de Triana.”
TRES CAÍDAS DE TRIANA Y SALUD DE LOS GITANOS
"Y en "madrugá" tengo el alma
Compartida entre dos barrios,
Entre el Cristo de Triana
Y el Cristo de Los Gitanos.
Los dos llevan en sus hombros
La cruz de nuestros pecados,
Los dos reflejan la gracia
Confundida con su llanto,
Los dos me hieren la pena
Contenida en un quebranto,
Los dos en Sevilla tienen
A los cofrades ganados.
Porque tengo el alma presa,
Compartida entre dos barrios,
Entre el Cristo de Triana
Y el Cristo de Los Gitanos.
Entre lirios encendidos
De guardabrisas amargos,
Entre brumas que en la noche
Me cubren de negro manto,
Entre el fervor de sus gentes
Y nazarenos descalzos,
Entre la fe que florece
Despertando el viernes Santo,
Entre saetas que suben
Por el costero de un paso,
Entre miradas de Luna
Sobre los cuerpos cansados.
Por eso mi alma está presa,
Compartida entre dos barrios,
Entre el Cristo de Triana
Y el Cristo de Los Gitanos.
Por que en Sevilla tú eres
La brisa de la mañana,
Y eres caminar cansado,
Y eres saeta gitana,
Y eres el Sol de la noche,
Y eres tañer de campana,
Y eres "chicotá" divina,
Y eres blanca madrugada,
Y eres el son que resuena
En los oídos del alma,
Y morena bulería
De celestiales guitarras.
Y eres pétalo caído
Bajo el cielo de Triana,
Y eres barrio marinero,
Y eres fervor de Esperanza,
Y eres pasión de alfarero,
Y eres orilla sagrada,
Y eres faro de mi vida,
Y eres timón de mi barca,
Y eres ancla de mis versos,
Y eres espuma de plata.
Por eso tengo mi alma
En dos barrios enterrada,
Porque en Sevilla caminas
Y te caes en Triana."
LOS GITANOS EN LA CAMPANA
“Cuando te vas acercando
En la eterna madrugada,
Me dice el rumor del viento
Que algo pasa en La Campana.
Te llevan como en un sueño
Para que no despertaras,
Y te regalan los sones
De las incontables marchas.
Te acercan muy despacito
Con fugaces pinceladas,
Los costaleros gitanos
De zapatillas gastadas.
Qué semblante adormecido,
Qué dulzura en tu mirada,
Y que equilibrio en tus manos
Llenas de amor enclaustradas,
Desterradas de la vida
En un madero posadas.
Y qué lección aprendida
Cuando le rezo en la calma,
Y cuanto amor me concede
Desde su boca de plata.
Y que rosario de luces
Se articulan en el alma
Cuando escucho lo que dice
Sin pronunciar las palabras.
Y viene poquito a poco,
Sin un lirio que se salga,
Sin una gota de cera
Que le salpique las andas.
Sin una esquina que roce,
Sin un cirio que temblara,
Sin un clavel que se tuerza
Bajo su dulce pisada.
Sin que le toque la brisa,
Sin que le caiga una lágrima,
Sin que sus manos se cansen,
Sin que se doble su espalda.
Y cuando viene se ponen
De pie las rosas gastadas,
Se pone de pie la noche
Y las ganas de esperanza,
Se ponen de pie las brumas
Que anuncian la luz del alba,
Se ponen de pie los sueños,
Los recuerdos, las miradas,
Y el cante por martinete
Que resonara en la fragua.
Ay Cristo de bronce y lirio,
Gitano en la madrugada,
Todo se pone de pie
Cuando pisas La Campana”
VIRGEN DEL ROSARIO
“El aire mece la tarde
Con sabor a primavera,
Mientras las horas se quedan
Prendidas en un instante,
Porque ambicionan mirarte
Desde el cielo las estrellas.
Se acerca la parihuela
Con rumores de corneta,
Y resbala una saeta
Que se posa en un rosario,
Cual si fuera campanario
De las miradas inquietas.
Entre mantilla y peineta
Se adormece el jueves Santo,
Con el aroma del nardo
Que bajo tu palio crece.
Y en primavera florece
Con Sevilla de escenario,
Llevando un escapulario
Entre sus manos morenas.
Qué bien le sienta la pena
A mi Virgen del Rosario”
BARATILLO
“Y en el Postigo florecen
Dos rosas por primavera,
La Caridad bajo palio
Y Piedad baratillera.
Una camina entre cirios
Que lloran su amarga pena,
Y otra abraza entre sus manos
La Misericordia eterna.
Una es la estampa celeste
De rezo en tardes toreras,
Y otra es Madre que protege
Bajo la noche serena.
Una va sola en su paso,
Con un dolor que me aterra,
Y otra contempla en sus brazos
Cómo hasta la muerte tiembla.
Una entre varales, nardos,
Bambalinas y azucenas,
Otra con clavel y lirio,
Y guardabrisas de cera.
Una con clásicas marchas,
De pasodobles de seda,
Y otra con sones templados
De tambores y cornetas.
Una es la flor, otra el llanto,
Una es candor, la otra hoguera,
Una es mujer, otra es Madre,
Una sufre, la otra sueña,
Una es balcón, la otra es río,
Una duerme, la otra vela.
Y las dos son como flores
De abrileña enredadera,
Porque lo sabe Sevilla
Desde que el cielo recuerda,
Que en el Postigo florecen
Dos rosas por primavera.”
BUENA MUERTE
“Con el alma respirando en la garganta,
Y con pasos que demuestran mi agonía,
Adivino por su leve cercanía
Un costal, dos zapatillas y una faja.
Ya me sobran la corbata y las palabras,
Solo quiero ser tu humilde costalero,
Y elevarte con el cuello en el madero,
A los cielos de Sevilla que te aguarda.
Y me visten unas manos que se afanan
Y la faja se relía en mi cintura,
Y con breves pinceladas de locura
Un costal que sobre el suelo se desgrana.
Y te miro ya con la ropa ajustada,
Me deslizo por los faldones del paso,
Con el primer Padrenuestro en los labios
Entre penumbras y sentado en la zambrana.
Crujir de maderas viejas que me llaman,
Aquí estoy, yo soy Señor, tu costalero,
Grita pronto: Vámonos con Dios al cielo,
Que la tarde tiene versos de campana.
Una marcha que enmudece las palabras,
Es Hiniesta de peralto en la cintura,
Ya comienza en una tarde de locura,
La estación de penitencia que me aclama.
Y a tu puerta cuatro zancos en el suelo,
Y tus pies que entre nosotros se sumerge,
El moreno sale muerto entre claveles,
A la tarde de un domingo de pañuelos.
No hay quien sienta más fervor ni más condena,
Que el que sufre por llevar tu canastilla,
Cuando pasas por las calles de Sevilla
Buena Muerte y a tus pies la Magdalena.”
DE PROFESIÓN COSTALERO
“Ser costalero en Sevilla,
Yo no sé cómo explicarlo.
¿Puede explicar un saetero
Lo que dibujan sus manos,
Cuando salen las palabras
Que nacieron en sus labios,
Para ser el martinete
Que atraviesa los espacios
Y cae rendido a las plantas
De un hombre crucificado?
Ser costalero en Sevilla,
Yo no sé cómo explicarlo.
¿Puede explicar un penitente
Porqué a una cruz abrazado
Soporta la madrugada
Con un rosario en las manos
Enmudeciendo las calles
Con el ruán y el esparto,
Mientras sus ojos se clavan
En el monte del Calvario?
Ser costalero en Sevilla,
Yo no sé cómo explicarlo.
¿Puede explicar una madre
Porqué le tiemblan los labios,
Y porqué siente en sus venas
Todo el amor atrapado,
Cuando un hijo se le pierde
Por el costero de un paso
Y dibuja chicotás
En los azules dorados.
Preguntarle, preguntarle,
Si ella no puede explicarlo.
Que dos hijos nazarenos
Abandonaron sus brazos
Para ser dos costaleros
Que al cielo llevan sus pasos,
Uno el domingo en la Hiniesta
Y el otro con el Pilatos.
¿Y puedes tú, que me escuchas,
Si te sientes sevillano,
Si conoces las heridas
Que el costal y el travesaño
Por el amor a Sevilla
Sobre mi cuerpo dejaron,
Dímelo tú, buen cofrade,
Puedes explicarlo acaso?
Ser costalero en Sevilla
No es solo ser costalero.
Es como hacer un requiebro
Con un capote torero,
Es como un baile de seise
A las puertas de los cielos,
Es como un cante de fragua
De gitanos alfareros
Y es pregón de buen cofrade
Sin quebrantar el silencio.
Por eso nací en Sevilla,
Por eso fui nazareno,
Por que aprendí desde niño
A seguir a un Cristo muerto,
Porque el dolor ya no importa
Ni importan los sufrimientos,
Si es llevarte, Padre mío,
Desde San Julián al cielo.
Y cuando fallen las fuerzas
Y esté cerca ese momento,
En el que se entrega el alma,
El costal y los recuerdos,
Y ya no pueda llevarte
Ni levantarte hasta el cielo,
Sé que seguirás conmigo
En el costal de mis sueños.
Si alguien duda lo que digo
Aquí tengo el documento,
En el que dice con sangre
De profesión: costalero.”
A SEVILLA
“Sevilla es jardín florido,
Es eterna madrugada,
Y en primavera se viste
Con sus más lujosas galas,
Engalanando la prosa
De mis humildes palabras.
Es balcón que mira al río
Su Guadalquivir de plata,
Es amanecer radiante
Y noche de Luna blanca,
Es sueño de reina mora,
Es corazón de Giralda,
Y ésta noche de Cuaresma
Puede ser voz de esperanza.
Sevilla es copla en los labios
Que al atardecer nos canta,
Sevilla es brisa impaciente
Y un espejo es su mirada,
Sevilla es paso de palio
Por estrellas coronada,
Y en la Semana más grande
Sevilla es rumor de plata.
Sones de tambores suenan
A los pies de la Giralda,
Sones de saetas grises
Y bambalinas que escapan
Al roce de unos varales
Por las calles sevillanas.
Y el aroma, que aparece
Como por arte de magia,
Confundiéndome el incienso
De la noche inmaculada,
Con el crepitar lejano
De las hogueras del alba.
Y se estremecen de olores
Sus callejones y plazas,
Y los naranjos regresan
Desde su invernal morada;
Y Sevilla en primavera
Como ilusión que se alcanza,
Recibe como un regalo
Manojos de perlas blancas.
No hay momento más sublime
Ni canción más bien cantada,
Que cuando Sevilla trae
Al azahar en sus ramas.”